sábado, 19 de noviembre de 2011

Colores

Hoy me he levantado rodeada de una tranquilidad inusual. Después de 15 días escuchando sandeces, ha llegado la jornada de reflexión, uno de mis días favoritos del año. ¡Ésta es la mía! Aprovecho ahora para hacer mi propia campaña… contra los extremos.

Yo ahora soy discreta y comedida, pero no siempre fui así. Hubo un tiempo en el que también me dejaba llevar por los extremos y los radicalismos. Supongo que son cosas de la juventud, cuando eres joven nunca le ves las orejas al lobo. Todo lo contrario, quieres ser el lobo y no Caperucita, o como mínimo irte de marcha con él.

Hubo una época en la que me encantaba vestir de negro, me hacía parecer mayor, quizá más sofisticada o interesante (al menos eso creía yo). El blanco era demasiado puro y casto, no molaba.

En este tiempo he aprendido que entre el blanco y el negro hay toda una gama de colores con el que me encuentro bastante cómoda ahora, y que, aunque esté feo que yo lo diga, me favorecen mucho más.

Nunca me gustaron los niños (aún dudo de que me gusten realmente) y hubo una época en la que me dije a mí misma que jamás los tendría, eso no iba conmigo. Hoy tengo dos y aunque no trabajaría jamás en una guardería, mi vida sin esos dos pequeñines ya no volvería a tener sentido.

En otro momento de mi vida me proclamé atea a los cuatro vientos. Dios... ¿quién era ese para decirme a mí lo que podía o no podía hacer? Han ocurrido acontecimientos en mi vida que si bien no me han devuelto la fe (si alguna vez la tuve) en dios, me la ha devuelto en los hombres y en el pensamiento de que realmente hay algo más que no dirime nuestras acciones pero que nos guía en buena parte de ellas.

Esto es lo que tienen los términos medios, que hay que molestarse en encontrarlos y conocerlos. Por eso yo hoy os animo (dentro del ejercicio democrático que nos corresponde) a indagar un poco más allá de la izquierda y de la derecha, más allá del centro… Entre uno y otro hay tantas posibles posturas e ideologías, que reducir el estatus de un país a ser simplemente blanco o negro, me parece simplemente pobre e incluso aterrador.

Imagino un sistema en el que todos los colores, gustos, religiones, pensamientos… todos y cada uno de nosotros nos sintiéramos verdaderamente representados. Vaaaaaale… Os dije que había dejado de ser radical, pero nunca dejaré de ser una soñadora.



She comes in colors everywhere; 
She combs her hair
She's like a rainbow
Coming colors in the air
Oh, everywhere
She comes in colors, de She´s a rainbow, de Rolling Stones

1 comentario:

  1. Muy bonito, amiga. Tu entrada de hoy me ha recordado un libro que mi madrina y su marido nos compraron a mi hermana y a mí cuando éramos pequeñas. Se llamaba 'Había nacido transparente' y su "moraleja" viene a coincidir con lo que dices aquí. A ver si lo encuentro para tus peques (y para los míos) en alguna librería (el nuestro se perdió, ya sabes, casas pequeñas).

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