jueves, 17 de noviembre de 2011

Lo que cabe en un bolso

Ayer me acordé de un anuncio de compresas que hubo hace unos lustros. Estaba protagonizado creo por Rossy de Palma o por alguna otra chica Almodóvar, ésta explicaba que en su bolsito cabían un montón de cosas, entre ellas, la nueva compresa que había salido al mercado: delgadita, plegada y guardada en una fundita monísima de dibujos poperos, ¿os acordáis? Ay, qué chiquiticos éramos y cuánto nos quedaba por aprender sobre compresas: aún tenían que venir las con alas, con alas maxi, con odor-control ¡y hasta con micropearls!

Bueno, pues recuerdo que en el bolso de esa muchacha (insisto, no sé si tal vez era Carmen Maura) cabían un montón de cosas y, sin embargo, no era del todo realista, porque en el mío –o seguro en el de cualquiera de vosotras- caben siempre muchas más. Como prueba, ahora mismo me levanto a por mi bolso y os detallo su interior (…)

Ya estoy aquí, os cuento:
- Cartera
- Móvil
- Una caja de vaselina de Hello Kity, una barra de cacao pasadilla y un gloss a punto de morir
- Un ticket de súper arrugado
- Un paquete de pañuelos de papel (bien!) y un pañuelo usado y seco del invierno pasado
- Guantes de lana
- Una postal que llegó a casa de mis padres y recogí un día
- Llaves varias

Y ahora, a los bolsillos:
- Un chinito de la suerte que me dieron en Misako un día que compré con Anita
- Un llavero –sin estrenar, en su caja- de una asociación a la que le hice un reportaje
- Un reloj, más malo que otra cosa,que venía con una revista
- Un mechero ahora que no fumo
- La lista de sitios que me recomendaron para mi viaje a Mallorca que fue en junio
- Más tickets, un bono 3x2 en peluquería y otro pañuelo de papel
- Un sobre de cajasol sin carta (y sin dinero!)
- Una bolsita de manzanilla melisa
- Un peine de hotel

Claro, así no es raro que cuando suena el móvil y lo notas vibrando en el interior no haya manera de cogerlo. ¡Qué coraje localizarlo justo cuando se corta la llamada! Y no depende de bolso grande o chico, de verdad, que hay algunos pequeños donde el móvil se camufla y encuentra su escondite perfecto para no ser hallado.

¿Cómo vivía antes sin bolso? Si la memoria no me falla, hasta los 15 años o así llevaba las llaves, el dinero y los kleenex en los bolsillos. Empecé por comprarme un bolso pequeñísimo en los “hippies”, de los que se cruzaban con una cuerdecita por el hombro y estaban decorados con un elefante. Ahí sí que no cabía gran cosa. Pero poco a poco me fui atreviendo a comprar bolsos más grandes y los fui llenando de cosas absurdas que almaceno, a la misma vez que fui cargándome de responsabilidades y compromisos que llenan mi vida como el bolso y que apenas me dejan tiempo, siempre corriendo de un lado a otro.

En fin, creo que el mío sí es un bolso real y no el de la tele, y eso que no llevo ninguna compresa plegada ni ese paracetamol del que te acuerdas cuando te hace falta o alguien te pregunta si tienes. No obstante, siempre me gustó ese anuncio mucho más que el de “me gusta ser mujer” o el de la tipa con una media de cada color que se preguntaba que a qué olían las nubes y la sonrisa.

Así que ya sabéis, en mi bolso –como en los vuestros- caben un montoooooooón de cosas, y, desde ahora los jueves, cabe también un ratillo para escribiros alguna “chorradita” como ésta o algo más profundo.

Un beso a todas y todos

1 comentario:

  1. Buenooo, eso no es nada, yo en el mío hoy llevo, además de todo lo que tú has nombrado: una broca, una pequeña linterna que me regaló mi sobrino, un disco duro externo, 3 pen drives, un compresa plegada, un blister de ibuprofeno, dos tarjetas de memoria compact flash de la cámara de fotos, las gafas de sol, un puñado de caramelos y mi estuche dental (cepillo de dientes, pasta de dientes, cepillos interdentales, gomitas para los brackets, spray para el buen aliento, un peine de hotel, vaselina, el blister de la anticonceptiva, y unos tapones de los oídos) es que desde que uso brackets he tenido que añadir nuevos elementos a mi bolso. Ah, y muchos papeles que creo que van desde el programa de las jornadas de historia en las que trabajé la semana pasada, pasando por tickets de supermercado, lista de asistentes del curso de adultos y el temario del curso de manipulador de alimentos.
    Yo para buscar las llaves del curro muchas veces me ofusco tanto que acabo tirando todas las cosas al suelo, pillo las llaves y luego tranquilamente las vuelvo a meter. Es que intento no llevar un maxi bolso, incongruente, porque eso es justo lo que necesito.

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