lunes, 28 de enero de 2013

Dejar de hacerlo es fácil, si decides cuando


Después de un tiempo sin ponerme en contacto con vosotros me parecía de recibo contaros una buena nueva: Llevo 20 días sin fumar, concretamente desde el 8 de enero. Que no digo yo que haya dejado de fumar para siempre porque me parece pronto todavía para catalogarme de ex fumadora, pero estamos en proceso de ello.


Sí queridos amigos, 20 angustiosos y largos días, con sus 20 angustiosas y largas sobremesas , con sus 20 angustiosos y largos cafelitos de media tarde y con sus 20 angustiosas y largas sobrecenas… Pero tenía que hacerlo, se lo debía a ellos que tantas veces me lo han pedido. (Bueno, una noche, concretamente la del 11 de enero, que salí de marcha con mis mamis de las Pías, me fue un par de ellos, pero me lo perdonáis, ¿no?).


Que no sé yo si lo conseguiré, pero que lo estoy intentando sí, y eso a día de hoy para mi es casi una victoria. Porque lo tengo que confesar: me encanta fumar y ¡lo echo tanto de menos!... Pero esta vez estoy totalmente mentalizada. Además, no puedo volver. No, no.


 Ahora no puedo dejar mal a mi hijo que si una vez consideró que su madre no tenía palabra porque no era capaz de cumplir su promesa de dejar de fumar, y así se lo hizo saber a toda su clase; el otro día me mandó felicitaciones de Nuria, su profesora, y todos sus compañeros de clase por haberlo dejado. ¡Qué mono es mi Jaime! 


Por cierto, quiero aprovechar estas líneas y este espacio para dar las gracias a Respiral, la empresa de caramelos, por los suyos con sabor a regaliz porque, como diría mi amiga Castillo, conmigo “se les ha aparecido la Virgen”. No veáis como estoy remontando las ventas con la pechá de Respiral que me meto a todas horas.


Esta vez lo decidí de un día para otro, en silencio, sin decírselo a mis chicos. Sin sentir el peso que conlleva hacer este tipo de sencillas promesas que ni tú misma crees que lograrás. Sin pausa pero sin prisas e intentando recuperar confianza en mí misma. “Puedo dejarlo. Puedo dejarlo”, me repito cada vez que me apetece echar humo por la boca –y son muchos estos momentos en el día, os lo aseguro--.


Así que, queridos amigos, este es mi próximo objetivo: convertirme en ex fumadora. Y espero no ser de las intolerantes y hartibles que llegan a taladrar con sus experiencias saludables desde que no fuman, porque como yo, cada uno ha de tener el día y el momento en que decida cuándo y cómo hacerlo. Sin presiones externas.

Fumadores, empezad a temblar. Una nueva ex fumadora está naciendo. Amén.

domingo, 27 de enero de 2013

El nude no es solo un color


No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar "superado". ALBERT EINSTEIN

Muchas de nosotras de una forma u otra estamos inmersas en ella, antes lo veías en televisión, ahora ya es tu vecina, tu amiga, tu hermana incluso tu misma, antes se hablaba de niveles académicos ahora tus amigos médicos se van a Suecia……

Como dice Aminta, no quiero que nadie me mire con pena, ni con compasión. Quiero a gente que crea en mí
Esa autoconfianza es la que me ha permitido, dar un giro radical a mi vida, dejar de hacer siempre lo mismo, “ de estar cómoda” ver como la vida y los años pasaban y se esfumaba la ilusión y la motivación por el trabajo, de alguna manera tenia que volver a despertar todas esas emociones, así que he pasado de escuchar todos los días historias de vida al borde de un precipicio, por no decir la mayoría chocadas contra el suelo, a escuchar alegría, pasión, ilusión y ser participe al 100%.

Si, me he tirado a la piscina, he creado mi propia empresa, he emprendido la aventura de mi vida, no es tanto a lo que me dedico ahora, que me encanta, es la aventura de volver a sentir ganas de luchar, de levantarme todas las mañanas con algo nuevo, de tener mil ideas y poder demostrarlas con total libertad, de ser yo misma en mi vida personal y laboral, de no pensar que manos ajenas juegan con mi dinero cada día, puede que yo también me equivoque si, pero para mi no será una frustración, será un aprendizaje.

Lo mejor de todo es tener el apoyo de toda mi gente, de toda mi familia, de mis amigas, de mi marido, de mis hijos que por ejemplo todos los días me agradecen que los lleve y los recoja del colegio…. ese apoyo es primordial porque los que realmente te quieren, te apoyan, no te asustan ni te desaniman ni caen en la pereza de la desmotivación, no, todo lo contrario, te llaman valiente, te mandan mensajes, te preguntan como vas, se entusiasman con tus logros como si fuesen suyos, porque todo eso es en lo que pienso cuando me siento derrotada y sin fuerzas, todo esas palabras de animo me empujan a levantarme y a coger mas impulso aún.

Trabajo de 24 horas, de lunes a lunes y sin descanso……. soy autónoma. Ahora mi nuevo mundo son las wedding planner, baby shower, personal shopper….. no es un curso de inglés no, son algunos de mis servicios, es mi nuevo lenguaje, twitter, fans de Facebook, linkedln, pinterest, instagram, blogger, cupcakes, tartas fondant, kraft, selfpackaging,  llevas el maquillaje perfecto?, esta semana showroom, el nude no es solo un color…. estas palabras y frases me invaden todos los días, a todo esto se dedican miles de personas, a todas horas el twitter me informa de que hay mucha gente en sus casas muy creativas y que con imaginación y un buen diseño hacen maravillas, incluso muchos son la gallina de los huevos de oro.


Yo no hago nada nuevo, todo lo que hago está inventado.
Yo lo hago personal y original.





sábado, 26 de enero de 2013

Here comes the sun






¿Habéis visto este flash mob? Ojalá estuvieran cada día, en cada oficina del Inem de España. No ayudaría a encontrar trabajo a los cientos de personas que pasan por ellas, pero al menos les levantaría el ánimo. A mí me lo habría levantado (además de arrancarme alguna lagrimita, lo reconozco) el pasado lunes, y quizá también a la señora funcionaria que me “hizo el favor” de tramitar mi prestación por desempleo, que casi parecía que era ella la que me la iba a costear. Es duro pasar por allí, sabes que eres un número más (y son casi seis millones) pero detrás de cada persona hay una historia, una vida. Mientras esperaba allí mi cita, en apenas unos minutos, entraron decenas, y de ninguna obtuve una sonrisa.

Claro, es difícil sonreír en una situación así. Pero yo aún lo hago y espero hacerlo mucho tiempo. No quiero que nadie me mire con pena, ni con compasión. Quiero a gente que crea en mí. Pienso que es un sentimiento común de todos aquellos en situación de desempleo. Es esa horrible sensación de que al final algo has hecho mal, algo has debido hacer para terminar así, por más que sepas que no es cierto, ese temor va creciendo en tu interior. Temor a no servir para nada, a que la situación se prolongue y lo que era un mes, seis meses, se convierta en un año, dos, tres… ¿quién sabe?


Y cuando te sientes así, lo que necesitas es confianza, autoconfianza pero también de los demás en ti, en tus capacidades, en esas que utilizas todos los días, pero también en aquellas que mantienes ocultas, por falta de uso o porque aún ni siquiera las has desarrollado al 100%. 


Hace unos días me enfrenté a un trabajo que no había hecho nunca antes, en un campo que siempre había observado desde la barrera. Los días previos lo pasé fatal, no dormía, me costaba comer, estaba irascible, llorona. Pensaba que no podía hacerlo, que no sabría, que no estaba preparada. Además no entendía que mi entorno no comprendiera que me sintiera así.


Hicieron falta tres broncas con mi santo, y varios mensajes de mis amigos, para empezar a recobrar un poco esa confianza perdida en una mesa de una redacción en la que hace mucho tiempo que ya no me sentía valorada. Y ahí radica el problema. No puedes culpar al mundo por no ver lo que tú no eres capaz de mostrar. ¿Cómo esperar que los demás crean en ti, si ni tú mismo te valoras?


En esa senda estoy ahora, en la de sacar a la luz todo mi potencial, recobrar la confianza, para volver a dar lo mejor de mí (y que conste que no quería sonar como cierto anuncio de Campofrío). Será un camino duro, lo sé. Suerte que voy bien acompañada.