martes, 31 de enero de 2012

Soy géminis, ¿me contratas?


Hace unos días, alguien me comentaba que, no sé en qué país, creo que en China, los empresarios o sus departamentos de recursos humanos tenían en cuenta el horóscopo de los aspirantes a un puesto de trabajo a la hora de valorar sus méritos. Los comentarios sobre el tema, evidentemente, destacaban lo absurdo del método de selección de personal. Y lo es, por supuesto. Pero, muchas veces, nos sorprendemos con detalles que llaman especialmente la atención pero que no dejan de ser eso, detalles. Y, sin embargo, contemplamos impasibles sistemas que, completos, son aún más indignantes que determinadas características de otros. Ninguno de los que hablábamos del tema nos paramos a analizar, en ese momento, si en ese procedimiento, en el que me valorarían el ‘ser géminis’ –no sé si positiva o negativamente-, igual también tendrían en cuenta el resto de los apartados de mi currículum vitae.

Quizás es mucho más intolerable que en la mayoría de las, hoy pocas, contrataciones que se producen a nuestro alrededor, en nuestro sistema, lo último que se tenga en cuenta sea la experiencia profesional y la formación de aquellos que buscan un trabajo. Conozco a muy poca gente que haya accedido a su puesto por su trayectoria. En la mayoría de los casos vale mucho más una referencia personal que cualquier otra cosa.  Y esto es aún más frecuente en los puestos de responsabilidad. Las empresas e instituciones están plagadas de jefes que no superan prácticamente en ningún aspecto a los miembros del grupo al que dirigen. Y no sólo en cuanto a formación académica y experiencia profesional, sino, también, en cuanto a valores éticos.

Esos que, por poner un ejemplo práctico, han olvidado los responsables de Spanair respecto a sus trabajadores. Quizás yo lo he percibido porque tengo una amiga directamente afectada por la absoluta dejadez de estos empresarios frente a los que, cada día, dedicaban su jornada laboral a la entidad pero, desde luego, los medios de comunicación no me ayudaron, en un primer momento, a enfocar la verdadera dimensión del problema. Los primeros informativos dedicaban gran parte de su espacio en pantalla a la noticia pero la mayoría de las imágenes y las historias correspondían a los viajeros que habían retrasado sus vacaciones o su vuelta a casa. Eso son problemas, contratiempos, ‘putadas’, como queramos llamarles, que se solucionan con un nuevo billete y una espera. Detalles. El verdadero ‘drama’ lo viven o, más bien, lo intuyen, los trabajadores a los que apenas se les ofrecía un corte de dos minutos para trasladar a la audiencia que 'no sabían nada'.

Demasiadas veces nos quedamos en los detalles. ¿Qué hay detrás de un capitán que huye antes que la primera rata en abandonar el barco? Analicemos, profundicemos. Quizás es más cómodo quedarnos en la superficie pero, seguramente, nos iría mucho mejor y viviríamos en un mundo mucho más justo si contempláramos cada realidad en su auténtica dimensión.    

1 comentario:

  1. ME HA ENCANTADO! MUY BUENO! PROFUNDIZAR, PROFUNDIZAR...EN EL FONDO ESTÁ LA VERDAD.

    (la enana)

    ResponderEliminar