sábado, 14 de enero de 2012

Tiempos extraños

Han sido unas Navidades raras. No las he podido disfrutar todo lo que yo hubiera querido pero bueno, no me puedo quejar, hay gente que ni siquiera tiene Navidades, o al menos como yo las entiendo (días de diversión, retorno al hogar familiar, comilonas, regalos, etc….).

En el trabajo también son tiempos raros. Todos sabéis porqué así que no me voy a explayar aquí, pero en definitiva tampoco me puedo quejar, tengo un trabajo, lo que ya es mucho hoy día.

El único ámbito en el que no pasan cosas especialmente raras es el hogar. Sin embargo, el que el resto de ámbitos estén enrarecidos tampoco contribuye a que el día a día familiar sea fácil. Pero tampoco me puedo quejar. Salimos adelante con holgura. Todos los que quiero tienen salud, o al menos nada lo suficientemente grave como para que pueda temer por ellos. 

En definitiva, últimamente tengo la sensación de que he perdido el derecho a la queja. Todo está tan mal a mi alrededor que ahora resulta que soy una privilegiada y por eso, no tengo derecho a quejarme. 

Esto me tiene mosqueada  desde hace un tiempo y no es que yo sea la más quejica de la historia pero despotricar un rato, da un desahogo estupendo, pero si cuando lo haces te sientes fatal porque hay gente que está peor que tú, pues ya, como que pierde todo su encanto.

Así que éste ha resultado ser un post de queja porque no puedo quejarme. ¿Qué le vamos a hacer? Vivimos tiempos extraños.

(Ay, que bonita es esta vida 
aunque a veces duela tanto 
y a pesar de los pesares 
siempre hay alguien que nos quiere, 
siempre hay alguien que nos cuida, Qué bonita es esta vida, Jorge Celedón)

1 comentario:

  1. Aminta llevas toda la razón amiga, como dijo Einstein "Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla" "callar la crisis es exaltar el conformismo"

    ResponderEliminar