martes, 27 de diciembre de 2011

‘Micro jobs’


Que no nos engañen. Que no desvíen ni degraden nuestro enfado. Se palpa un cabreo generalizado por la recomendación del Banco Central Europeo, y el aplauso de la CEOE ante la misma, de que el nuevo Gobierno aplique en España un modelo de contrato laboral instaurado en Alemania en 2003: los ‘mini jobs’. Ya casi nos suenan tanto como las tiritas de la duquesa de Alba o la separación de Patricia Rato y Espartaco, pero esto sí nos afecta y la mayoría de la población española no tiene ni el cinco por ciento de los datos sobre estos empleos de los que controla sobre la vida de dichos personajes.

No se trata de que, si lo hace, el Gobierno vaya a aplicar el modelo alemán. Moncloa le va a poner nombre a una situación que ya existe en España. En Alemania son las de repartidores, limpiadoras del hogar, cuidadores de niños o ancianos, camareros que trabajan en horas punta y pintores las ocupaciones que se enmarcan, mayoritariamente, en el término ‘mini job’. Su salario es de unos 400 euros mensuales, trabajan un máximo de quince horas a la semana y no pagan impuestos. Tienen derecho a vacaciones pagadas, bajas por maternidad y enfermedad. Si volamos desde Berlín a Madrid, ¿el nuevo concepto nos está mostrando una nueva situación? No. Esa situación, en esos sectores –y en otros-, es la que ya existe en nuestro país. Entonces, ¿por qué nos quieren hacer creer que van a cambiar el escenario? ¿Por qué rebautizan algo ya instalado en nuestro sistema? Porque los cambios no suponen que vayamos a calcar el modelo. Como cuando un alumno copia el examen de su compañero de pupitre. El ejercicio plagiado siempre es peor. Aquí, si se pone en marcha la iniciativa, los que ya son del club ‘mini jobs’ pasarán a tener ‘micro jobs’ y los que cuentan con un ‘job’, bajarán a segunda y ficharán en la división ‘mini jobs’.

Y eso si hablamos del mercado laboral a grandes rasgos, en general, sin pararnos a observar alguna profesión concreta. Y yo no puedo hacer otra cosa que enfocar la mía. ¿Cuántos periodistas se atreverían a no calificar su situación laboral como un ‘mini job’? Unos por los exiguos sueldos, otros por las eternas jornadas laborales, otros por la falta de estabilidad y la ausencia en sus ‘contratos’ de derechos básicos del trabajador y otros por la suma de todos o algunos de esos elementos.

Que no nos mientan. La oferta que nos hacen nos la pintan mal no sólo porque es mala sino porque es aún peor.


Swift.

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