martes, 13 de diciembre de 2011

Y de postre, carne...


Cenando con unos amigos me contaron que es, o era, bastante habitual que una cena de empresa entre ‘profesionales liberales’ culminara con una copita y la oferta gratuita de favores sexuales en un club de alterne. La respuesta a mi asombro fue, resumiendo gestos y palabras, un “¿tú te acabas de bajar de Los Amarillos?”, que, traducido del sanluqueño al castellano, significa: “¿tú te has caído de un guindo?”.  Pues quizás sí, sigo en el guindo, o aún no he bajado el último escalón del autobús que te lleva de Sanlúcar a ‘la capital’, pero lo prefiero a tomarme con absoluta normalidad algo que me resulta patético además de frívolo. Sinceramente, creo que si, tras una cena de Navidad o una comida de trabajo, mis superiores me regalaran un Rabbit o la posibilidad de pasar la noche con un gigoló monumental me levantaría inmediatamente de la mesa asumiendo el riesgo de perder mi empleo. Algunas entidades impiden a sus empleados que inicien una relación sentimental con un compañero o compañera y a la vez les invitan a ir de putas. No sé si decir que es increíble, porque volverían a mirarme con cara de los dos refranes anteriores, pero sí que es hipócrita.

Y más allá de la anécdota, me bloquea el hecho de que en una sociedad como la nuestra que –¡menos mal!- se echa las manos a la cabeza cuando se habla de matrimonios de ancianos con niñas, de ablación, de burkas y de lapidaciones a adúlteras en otras culturas –diferentes formas de humillación y anulación de la mujer en todo caso-, la mayoría no considere intolerable –en el grado que queramos jerarquizar cada una de las situaciones- la prostitución. Aunque contraataquen mis argumentos con el ‘ejercicio libre de la misma’ –característica que no creo que se asocie a la actividad de más del uno por ciento de las mujeres que se dedican a ello- nadie me va a convencer de que vea con naturalidad que, ya sea por el engaño, la amenaza o la necesidad económica, las mujeres se vean obligadas a vender su cuerpo mientras nuestra ‘avanzada’ Europa mira hacia otro lado.

"La prostitución nunca es una elección realmente libre". Es la afirmación del que fuera Ombudsman sueco de Igualdad de Género, Claes Borgström, una idea asumida en los sucesivos Gobiernos del país escandinavo desde que, en 1999, comenzó a castigarse a los clientes de la prostitución. La compra de servicios sexuales se ve como una práctica contraria a los derechos humanos y una llamada al tráfico de seres humanos. Buena parte de las mujeres con las que se trafica en este país proceden de Europa del Este. Las personas que se prostituyen -la gran mayoría, mujeres-, son consideradas víctimas. "No deben ser criminalizadas, sino ayudadas", afirma Kajsa Wahlberg, luchadora contra la prostitución.

Bueno, volviendo al principio, al menos estoy segura de que uno de los efectos colaterales de la crisis será la supresión o reducción de los presentes navideños y, entre ellos, de estos originales y vomitivos ‘regalitos’.

Swift.

1 comentario:

  1. Es que vivimos en un pais lleno de contrariedades, hija mía! Totalmente de acuerdo. Yo también me levantaría de la mesa y los mandaría a freir pimientos con sus prostitutos padres (que no madres). Un besazo Swift y de nuevo, me encantan tus post

    ResponderEliminar