lunes, 5 de diciembre de 2011

Aventuras de riesgo

Nunca he sido una persona ni atrevida ni arriesgada. Ya de pequeña ir a la feria y montarme en la mini montaña rusa me parecía una barbaridad. Como mucho en los coches-choques y al final siempre terminaba el feriante ayudándome a conducirlos, lo que me hacía sentir todavía más ridícula, si cabe. Tampoco me veo haciendo puenting o montando en kayac (al menos mientras escribo estas líneas, mañana no sé).

Pero al grano. Lo que quería contaros hoy surge de una reflexión a raíz de mi fin de semana. Un fin de semana que ha sido un poco diferente, sin ser nada estrambótico.

En estos días me he dedicado a las aventuras de riesgo. Pero quiero aclarar que teniendo en cuenta que el riesgo es la probabilidad de que suceda un evento, impacto o consecuencia adversos, y sabiendo que las personas somos distintas las unas de las otras, ésto hace que surjan diferentes comportamientos ante el riesgo. Menos rollo, lo que quiero decir que para cada uno el riesgo tiene matices diferentes.

A lo que iba, mi primera aventura de riesgo comenzó el viernes por la noche, con una cena en casa para 12 personas. Hasta ahí puede parecer algo muy normal. Una cena entre amigos, distendida, de charla y copichuelas. Pero lo arriesgado de mi invitación es que no conocía a ninguno de mis convidados (a una chica sí pero sólo de un mediodía). Eran compañeros de trabajo de mi marido y a él le hacía ilusión traerlos a casa y que los conociera. 

En fin, para mí fue todo un día de riesgo. ¿Qué puedo preparar de comer? ¿Serán delicados? ¿Habrá alérgicos? Arriesgaba mucho con la comida. El segundo riesgo fundamental al que me enfrentaba era el feeling. ¿Y si no me caen bien? Y lo peor ¿y si no les caigo bien yo a ellos? Y el tercer trance se centraba en si sabría o no integrarme en sus conversaciones. Creedme, para mí era toda una aventura de riesgo. No quería defraudar a mis comensales y mucho menos a mi marido.

A pesar de mis temores, la cena resultó un éxito, y no lo digo por la comida de la que todos dijeron estaba buenísima -no sé si porque era verdad o porque son muy educados- sino por la compañía. Resultaron ser de lo más agradable y simpático e incluso había un par de personas que con sus ocurrencias amenizaron la reunión y la hicieron muy divertida. Gracias a todos, si me leéis. 

Me acosté muy satisfecha y con una tranquilidad pasmosa. Con la sensación de que haber corrido el riesgo había merecido realmente la pena.

Mi segundo reto lo viví ayer domingo. En este caso si podríamos hablar de una aventura deportiva de riesgo. Me desvirgaba como montañista. Ya veis, ¡yo montañista! ¡¡¡Quién me ha visto y quién me ve!!! Era algo que tenía pendiente conmigo misma. ¿Sería capaz de andar 16 kilómetros por montaña? Imagino que para muchos, cuando leáis esto pensaréis “Vaya tela. Si eso no es nada”. Lo sé pero hace muchos años que no hago ejercicio físico-deportivo, propiamente dicho. 

Así que me levanté a las 8 de la mañana, agua, bocatas, mochila y hacia la montaña. Durante el trayecto hubo tramos de todo tipo: positivos, asfixiantes, amenos, duros… pero llegamos al final de la meta. Y para mí era un riesgo superado. Me sentía feliz. Como la ranita sorda de Mrs Tomico. ¡He podido! Y lo mejor es que¡me ha gustado! Así que hemos quedado para repetir la excursión en otro entorno.

En fin, ha sido un fin de semana para descargar adrenalina por los cuatro costados. Mi adrenalina. Y reitero, aunque para algunos puedan resultar minuciosidades para mí han sido dos aventuras arriesgadas de las que una vez logradas no me arrepiento. Es más, quiero volver a repetirlas y salir de la rutina de mi vida en la que últimamente me veo envuelta y que tanto me está pesando.

Por último, quería compartir con vosotros que otras dos personitas también han decidido cambiar sus fines de semana rutinarios y los de su progenitora sobre todo, y vivir una aventura de riesgo. Me refiero a los dos mellizos de Mrs. Tomico que han dejado de pisarles las costillas para salir al mundo exterior. ¡Bienvenidos pequeños! Ahora sí Mrs. Tomico, ahora sí que has dejado tu estado de reposo absoluto para convertirlo en un no parar total. Un besazo y enhorabuena, campeona… 

A todos los demás lo de siempre, que paséis un buen lunes y recordad lo que nos dejó escrito el brasileño Paulo Coelho “cuando alguien desea algo debe saber que corre riesgos y por eso la vida vale la pena”.

 
PD: Por si hay algún incrédulo, os dejo un documento gráfico ;)

4 comentarios:

  1. Tengo la intuición, no sé por qué, que tus invitados quedaron encantados con tu exquisita cena, que pasaron una noche genial y que superaste con creces tu aventura de riesgo.

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  2. Tu si que eres linda Kika Lulablue

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  3. Gracias Teresa. De veras lo pase muy bien. Cuando puedas mandame cositas de lo q hablamos q me gusto mucho la idea.Petons

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