martes, 6 de marzo de 2012

El sueño… en pareja

Podría enumerar interminables factores que, creo, contribuyen a que una relación de pareja funcione mejor o peor. Supongo que todos podemos hacer nuestra quiniela y que, cada uno, haría listas completamente diferentes: unas extensas, otras breves, habría apuntes ‘reiteradamente repetidos’ en la mayoría, circunstancias que sólo resultarían importantes para muy pocas personas y que, sin embargo, sorprenderían mucho a otras…

El inventario de ‘detalles’ que, considero, facilitan o entorpecen una historia sentimental sería largo aunque en mi registro de razones determinantes para que el amor perdure sólo habría dos apartados… Pero esa ‘tesis’ me la guardo, por si algún día la compruebo. Volviendo al índice de elementos beneficiosos o nocivos para el vínculo entre dos personas, en mi nómina incluiría un apartado sobre los hábitos relacionados con el sueño.

¿No creéis que a todos, o a la mayoría, nos gustaría que los ‘rituales’ que acompañan al pre-sueño, a la acción de dormir  y al despertar de nuestra pareja coincidieran con los nuestros?

Ese apartado de dicha lista sería algo como esto (para no delatarme, elaboraré la serie con el hábito y su contrario):

‘Cositas’ que al principio no nos gustan de nuestra pareja pero que el efecto del enamoramiento inicial hace que nos parezcan incluso divertidas y que, con el tiempo, se incorporan al catálogo de sus defectos (defectos que van desde lo perfectamente soportable a lo intolerable):

1.- (…)
2.- (…)
3.- Hábitos relacionados con el sueño.
3.1.- Los ronquidos o la respiración sonora frente al inspirar y expirar silenciosos.
3.2.- El placer por dormir abrazado a tu pareja frente a la imposibilidad de conciliar el sueño si te tocan.
3.3.- La capacidad de ser más sigiloso que un jaguar si se tiene la necesidad de levantarse a media noche frente a los que no entienden que puedan molestar ruidos y luces encendidas.
3.4.- La necesidad de dormir sumergidos en la más absoluta oscuridad frente a los que dejan la persiana a la mitad.
3.5.- La mitad de una pareja que adora que su 50 por ciento le despierte de madrugada para hacer el amor y esa otra ‘porción’ que mordería (sin ninguna connotación romántica ni pasional) al que tuviera el valor de hacerlo.
3.6.- Aquellos que les gusta meterse bajo las sábanas atractivos frente a esos otros que consideran que lo importante es, simplemente, dormir ‘cómodos’.
3.7.- Los que necesitan dormirse con la televisión o los auriculares frente al que sufre con el murmullo del locutor o el reflejo de la pantalla en el silencio y la oscuridad de la noche.
3.8.- Los que necesitan conquistar el lado de la cama ajeno para sentirse seguros frente a aquellos que no soportan que usurpen su parcela del lecho.
3.9.- Los que solo necesitan besos para calmar su mal humor mañanero frente a los que saltan de la cama sin prácticamente percibir que hay alguien tumbado a su lado.
3.10.- Aquellos que disfrutan zambulléndose a la vez que su pareja bajo el edredón frente a esos otros que se quedan fritos en el sofá hasta que una mala postura les despierta.
3.11.- Aquellos que consideran que beso más abrazo es igual a 'fundirse' -igual que uno más uno son dos- frente a otros que ven tan posible eso como que agregar arrumacos den como resultado dormir plácidamente a continuación…
3.12.- Aquellos que disfrutan de una íntima conversación sin más oyentes que las almohadas frente a los que creen que la cama es inherente al silencio.
4.- (…)
5.- (…)
(…)

Pues sí, algo así sería. ¿Os sentís identificados?

Ahí va un regalito musical que viene al caso. Una canción de Jorge Drexler interpretada por Alba Molina: ‘Házme un lugar en tu almohada’.

No hay comentarios:

Publicar un comentario