martes, 28 de febrero de 2012

Dime cómo hablas y te diré de donde eres

Hoy tenía previsto un post que por causas de la tecnología se ha caído. Anoche lo tenía casi listo pero "reventó" el ordenador –que pide un cambio a gritos- y lo perdí. Pero tampoco me ha importado demasiado porque he decidido aprovechar la conmemoración histórica del día: el referéndum del año 1980 que dio autonomía plena a la Comunidad Andaluza.

Sí. Hoy es fiesta en Andalucía. Reconozco que cuando vivía allí tampoco le daba suma importancia pero quizás padezca lo que yo denomino el síndrome nostálgico del desplazado que hace que ahora me acuerde más en esta fecha de mi tierra.

Vengo de una tierra, Andalucía, cargada de tópicos sobre la idiosincrasia de sus habitantes y vivo en otra Cataluña, que curiosamente también está llena de tipismos sobre la forma de ser de sus ciudadanos. Con lo cual, me paso la vida entera desmintiendo estereotipos. Aquí. Y allí.

Recuerdo una anécdota recién llegada a Barcelona con el entonces director de Europa Press en Cataluña. Una mañana me llama a su despacho para preguntarme por mi adaptación. De repente, me dice: “Pues Ana, para ser de Cádiz no me río mucho contigo”. Me sentó fatal. “Vaya por Dios. Es que soy periodista, no payasa” le contesté sonriendo. “De todas formas, gaditano no es sinónimo de gracioso. Hay de todo, como en botica”.”Ya, ya lo veo”, me respondió. Quise decirle que el gaditano no es chistoso, sino ocurrente. Mucho más ocurrente que su comentario. Pero bueno, tampoco le guardo rencor.

Eso sí, durante todo este tiempo me ha hecho pensar mucho en la imagen que de Despeñaperros para arriba se tiene de los andaluces, sobre todo, aquellos que no nos conocen y no conocen nuestra tierra.

Muchos ven en el andaluz una persona de “viva la Pepa”. La vida en Andalucía es continua fiesta y llevas un lastre encima si eres andaluz, especialmente gaditano: Por fuerza tienes que saber bailar sevillanas y contar chistes. Es lo primero que te dicen cuando te conocen. “¿Eres gaditana? Qué graciosa la gente de Cai”. Y la verdad, esta situación me crea presión. En estos casos, siempre pienso “Uff, como me hagan imitar a Chiquito me muero. A ver como cubro las expectativas creadas” porque, dicho sea de paso, soy una persona tímida y con un sentido del ridículo bastante elevado.

También es bastante habitual que me digan cuando conocen mi procedencia que no tengo acento andaluz. Pero sí, sí que lo tengo, y os aseguro que hago poco por cambiarlo porque me encanta. Lo que pasa es que a veces el acento se confunde con “hablar correcta o incorrectamente”. Ni ceceo ni seseo y soy una fanática de la corrección gramatical. Pero como buena andaluza hay fonemas que me cuesta pronunciar. Aunque sé que están ahí.

Sobre ésto también tengo una anécdota. En esta ocasión simpática y también en Europa Press. La primera vez que tuve que recoger una nota de prensa del “Fá”. Recuerdo la cara de mi compañera Elisabet cuando dije esta palabra: “Fá”. Hasta que pudo entender que estaba refiriéndose al aparato transmisor de textos y fotos por cable telefónico, vamos lo que viene siendo un FAX, pasó un ratillo. Eso me valió el mote de “la niña Fá”.

Pero a lo que iba, en demasiadas ocasiones, cuando ves la televisión o hablas con personas de otras comunidades autónomas, te das cuenta del concepto que llegan a tener de nosotros. No todo es chiste en Andalucía. No todo es ignorancia e incultura. También es cierto y molesto, el empeño que algunos andaluces ponen en hacer hincapié en este tópico. Graciosillos sin gracia que se encargan de tirar por la borda nuestra cultura. Yo les daba una “ajogailla”…

Sólo recordar que en Andalucía existe una riqueza lingüística abrumadora. Que en Andalucía nacieron los hermanos Machado, Rafael Alberti, José María Pemán, García Lorca, Góngora y un Premio Nobel de Literatura como Juan Ramón Jiménez. De la bética eran Manuel de Falla, Joaquín Turina o Camarón de la Isla. Picasso, Murillo o Velázquez. Andaluces son Sara Baras, Antonio Banderas, Carlos Herrera, Jesús Hermida, David Bisbal, Joaquín Sabina o Estrella Morente.

Y curiosamente andaluz era Antonio de Nebrija, pionero en la creación de una Gramática castellana allá por 1492. Por eso yo reto a algún político que osó meterse con el habla andaluza a que participe en Pasapalabras. A ver cuántas casillas en rojo deja en el Rosco.

En fin, un beso para todos: andaluces, catalanes, madrileños, vascos, gallegos, etcétera… porque como se dice “en la variedad está el gusto” y “que cada uno se exprese como quiera”. Hasta el próximo día amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario