jueves, 31 de mayo de 2012

Un marcapasos para la prensa del corazón, por favor


Ante todo pediros disculpas a vosotros amigos, y os incluyo aquí queridas compañeras, por este tiempo en stand by que me he tomado por rutinas de la vida. Pero he vuelto y, como decíamos ayer, retomo mi actividad como bloguera para centrarme en un tema que desde hace tiempo tengo rondándome la cabeza.

Muchas veces me pregunto cómo reaccionaríamos  si un día al levantarnos con fiebre y acudir a nuestro médico de familia nos encontrásemos en la consulta a una Belén Esteban o un Kico Hernández o cualquiera de esos personajillos salidos de quién sabe dónde ataviados con sus batas y dispuestos a darnos un diagnóstico para nuestros males. De seguro, saldríamos corriendo. Yo, la primera.

No voy a decir que sea seguidora de esta nueva televisión con la que parece que desde hace años nos hemos topado, liderada por una cadena con un estupendo premio en su nombre. Pero, claro, tampoco voy a ser cínica y voy a decir qué no sé de que van sus programas o que desconozco quiénes son sus protagonistas.

Cuando estudiaba, aparte de que nos dijeron hasta la saciedad que la misión de la televisión era INFORMAR, FORMAR y ENTRETENER, me quedé con otra frase de uno de mis profesores, quien nos aseguró que cuando se está fuera de un país, para conocer cómo marcha además de la prensa nacional se debería leer la prensa del corazón. También aquí podríamos encontrar un resquicio de información.

Cuando yo estudiaba en la prensa del corazón, incluida la televisiva, el glamour y la profesionalidad llenaban sus páginas o parrillas. Artistas de verdad, modelos de  verdad, periodistas de verdad… Hoy día, la prensa del corazón está rota, necesita que le practiquen un bypass, que le pongan un marcapasos, que la curen porque con tanto debate banal y desinformación está a punto de sufrir un infarto de miocardio.

Porque sus personajes referentes dan risa y para nada me parecen rosas. Porque después de dos años en paro sin encontrar un trabajo digno, se me remueve el alma cuando veo a Belén Esteban o una gran hermana llamada Chiqui, alcachofa en mano entrevistando a las puertas de un juzgado o del Congreso de los diputados. Porque me entra fatiga nada más de pensar que el periodismo rosa ha dejado de ser tal para convertirse en un espectáculo movido por intereses meramente económicos.

Porque me da pena la vulgarización y simplificación de temas de una dimensión compleja a mano de personajes que no saben hacer la o con un canuto, peor aún cuando los veo respaldados por periodistas de prestigio que consiguen la credibilidad que les falta ante el espectador. Por todo ello, sufro. Me parece injusto. Es injusto. También entiendo que personajes como Penélope Cruz o Javier Bardem, entre otros, no quieran conceder entrevistas. Es lógico, compartir página con alguno de los friquis anteriores debe ser un poco incómodo.

Y vergonzoso, muy vergonzoso. Sí, como telespectadora tengo otras salidas, pero como periodista… sigo abocada a un bajo sueldo si en algún momento encuentro un trabajo, ¡claro!

Ya sólo me queda preguntarme:  ¿Qué será lo próximo? ¿Quizás Carmen de Mairena como nueva imagen de Porcelanosa? Ayyyy!!! Quí lo sá?

Un besazo y que tengáis un feliz día de TODO CORAZON.

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