Hoy por vez primera
en la historia de España hay huelga general en el sector de la enseñanza. Todos
desde profesores a alumnos, personal administrativo, etc están llamados a la
huelga.
Pero también los
padres y familias en general, porque son sin duda, tras los escolares, los
principales protagonistas de la acción educativa.
Yo apoyo esta huelga,
y lo hago precisamente como madre. Nunca como ahora he valorado más la
educación pública. Me avergüenza reconocer que he sido de las que he criticado
en numerosas ocasiones las largas vacaciones de los docentes (y eso que tengo
una madre profesora, que ha sufrido también las inclemencias de la concertada).
Pero admito que lo hacía desde la ignorancia.
Hoy muchas cosas han
cambiado en mi vida, entre ellas mi visión de la educación pública en general,
y la labor docente en particular.
Tengo la suerte de tener
amigos que se dejan el pellejo a diario en colegios, institutos y
universidades. Tengo la suerte de tener a mis hijos en un colegio que se
caracteriza por su excelente equipo de maestros.
Sí, digo suerte ¿¡Qué
triste es pensar que lo que tengo es suerte cuando la educación es un derecho
que no debería estar sujeto a la fortuna (entendida ésta en todas sus
acepciones)!
Yo defiendo la
educación pública por eso, porque es un derecho de todos. Escucho en demasiadas
ocasiones en este mundo privilegiado que
vivimos hablar de la libertad para elegir un colegio, por su educación religiosa, por
sus instalaciones, por su prestigio...
Libertad es poder ir
al colegio, poder recibir educación de calidad vivas en Los Remedios, o en Las
Tres Mil, en Andalucía o en Cataluña, en Estados Unidos o en Somalia. Eso es
libertad de verdad, y por esa libertad yo hoy apoyo la huelga.
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