domingo, 1 de julio de 2012

¿Generación digitalizada o dijitalizada?


Desde hace un tiempo vengo observando cambios continuos en la educación escolar, pero no me estoy refiriendo a reformas políticas ni nada de eso, si no a la enseñanza de hoy día.

Ya tuve mi primera contrariedad cuando mi hijo empezó la guardería con cuatro meses y medio (entonces era una mamá trabajadora fuera de casa). Para entonces pedí la reducción de jornada y salía de la agencia a las 13.00 horas. Trabajaba cuatro horas y tres horas más una tarde a la semana. Bueno, como iba diciendo, la guardería la tenía a escasos tres minutos en coche de la oficina, el problema era encontrar aparcamiento, ni  siquiera en doble fila, con lo cual tardaba una media de 10 minutos en llegar a recoger a mi hijo que salía a la una también.

Un buen día me llamó la directora de la guardería para decirme que, claro, yo llegaba diez minutos tarde cada día y eso no podía ser. Entendí perfectamente que era una cuestión de “pasta”, como todo en las guarderías, por lo que le propuse abonarle el cuarto de hora de más que hacía mi hijo como pasaba con los niños que entraban antes a primera hora de la mañana. ¡Vaya! Esto no podía ser. No lo contemplaba “esa su escuela”.

 Sólo tenía la señora dos posibles soluciones: La primera, que lo dejase a comer en el cole por un módico precio mensual de 220 euros más. Ni loca. Esta se creía que yo fabricaba dinero por la noche. Me negué, le dije que por diez minutos no pagaba 200 euros más e insistí en pagarle el cuarto de hora e incluso pujé por la media hora. ¡Qué va! No había manera.

Entonces, viendo que no me convencía apeló a mi conciencia de madre y me dijo que lo único que estaba consiguiendo era alterar la rutina de mi hijo que se quedaba el último en la clase para salir a mediodía y por ello sufría. Aluciné. Y me vendió una clase de psicología infantil por sacarme los doscientos euros que todavía no se la cree ni ella.  Tuve que aceptar la segunda propuesta, aunque me puse fina con ella: Salir del trabajo quince minutos antes. Entonces entraba un cuarto de hora antes. Uff, no sé si me he explicado bien. Si no, me lo decís. 

Ahora en el cole, me voy encontrando con nuevas metodologías psicológicas, que no digo que no vayan bien, pero que considero que si nos centramos sólo en eso, la enseñanza como tal es esa “gran mierda”, y con perdón, que tenemos ahora. Ya no puedes estar con tus compañeros de clase desde que entras en la escuela hasta que sales. No, no. Ahora en tercero de Primaria te mezclan y te separan de tus grandes amigos para que seas sociable, no crees dependencia y crezcas mejor como persona. Ojo, que no digo que esté mal, pero es que llegan a vendértelo de tal forma que parece que si no se hace así, tu hijo puede llegar a ser un ermitaño, huraño, asocial y con unos complejos acojonantes. Verás, que está bien, pero que en mi época desde primero de EGB a COU fui la número 10 de la lista de clase por apellidos porque no hubo apenas variación y me siento una persona totalmente normal, creo.

Luego viene la sección tecnológica. Pizarras digitales para todos. ¡Biennn! Reducimos personal, echamos maestros de las escuelas porque no hay presupuesto, pero que no falten, por Dios,  que no falten esas estupendas pizarras digitales tan imprescindibles para la enseñanza. Una para cada clase. Uff, con esto sí que no puedo. Y luego, me enfrento a niños de 13, 14 y 15 años que cometen faltas de ortografía a mansalva. Pero de esas que dañan la vista. De esas que por más que las mires no te acostumbras a ella. A ver por haber, V donde van B o al contrario, Halla por Haya, etc, etc, etc.

Por eso digo, que las metodologías psicológicas están muy bien si se saben compaginar con una calidad de enseñanza, porque me temo que, de seguir así, tendré un hijo muy sociable, con unas adaptaciones rutinarias estupendas y unos conocimientos tecnológicos maravillosos, pero que tendrá que preguntarme con 30 años si digital se escribe con G o con J.

Un besazo y feliz día a todos

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