martes, 17 de julio de 2012

El sol desaparecerá


El único terror infantil que recuerdo tomaba forma de túnel sin salida en mi imaginación. Una interminable suma de noches, de duermevelas, tuve la angustiosa sensación de estar en un camino que un día no iba a poder seguir recorriendo porque el vacío, tan inmenso como el frío polar que se instalaba entonces en mi estómago, lo interrumpía drásticamente y sin remedio. La certeza de la muerte me aterraba. Reflexionaba a menudo sobre la crueldad de lo inevitable de fallecer siendo consciente de ello. Envidiaba a los animales y, sobre todo, a aquellos que creían sin fisuras en una vida posterior. Incluso me empeñaba en tener fe en ella. Sin embargo, siempre llegaba a la conclusión de que todo lo que existe, incluida yo misma, no tenía un origen divino sino científico, una causa tan sumamente compleja que el ser humano, en el estadio que se hallaba de su evolución, era incapaz de descifrar.

Un reportaje elaborado por Informe Semanal sobre el Bosón de Higgs  me hizo retroceder, hace unos días, a esos miedos pueriles y me mantuvo boquiabierta durante su completa emisión. Científicos de todo el mundo conviven en un laboratorio de la Organización Europea de la Investigación Nuclear para comprobar si han aislado la partícula que explicaría la existencia de masa en el universo. La consideran la pieza final del rompecabezas que explicaría el segundo previo al Big Bang. Daría sentido a todos aquellos cuerpos que formamos el universo visible. O, al menos, algo así entendí… Con la que tenemos encima me vi absolutamente concentrada, por primera vez en mucho tiempo, en algo que no tenía nada que  ver con mis preocupaciones o problemas diarios. Y creo que fueron dos factores los que lograron ese efecto. Una frase de uno de los científicos –al que, por su rostro, directamente decidí bautizar como la inteligencia personificada-: “mi pensamiento científico no podía asumir el origen divino del universo pero tampoco podía rebatirlo. Ahora se abre una puerta para ello”. Y una afirmación de una física que aseguraba que “el sol desaparecerá, y con él todos nosotros”.

A pesar de que ambas sentencias y el propio reportaje no sólo me dejaban sin la esperanza de otra vida sino que hacían que el túnel inmenso de mi existencia se ampliara a la propia ‘Vida’ como concepto absoluto en un futuro remoto, resultaron ser, en mí, algo especialmente dinamizador a la vez que tranquilizador. Pensé entonces que el autoconocimiento debe ser para cada uno de nosotros lo que el Boson de Higgs para los científicos. El pilar, el elemento fundamental para abrir una puerta a la que, probablemente, seguirán otras muchas. Detrás de los sucesivos corredores está, para estos genios asentados en Los Alpes, el origen del universo. Detrás de los sucesivos corredores está, para cada uno de nosotros, la felicidad. Y no necesitamos ser físicos ni psicólogos para destripar nuestro ‘yo’.

Me sentí una afortunada por estar a medio camino entre el inicio de todo y el final. Quizás porque otro de los mensajes clave del espacio de divulgación fue que no había una razón para que la materia perdurara frente a la antimateria, “deberían estar destruyéndose una a la otra de manera permanente”, aseguraba una de las entrevistadas. Cada segundo, cada pálpito, es un regalo y me sentí obligada a disfrutarlo abriendo puertas, reconociendo cada una de las partículas de mi carácter, sin obviar ninguna. Girando pomos: el de la aceptación de mis defectos, el de la consciencia de mis virtudes, el de la lucha contra el miedo, y muchos más, aunque, para mí, lo más importante es accionar, a diario, el pomo de la coherencia conmigo misma. Para muchos será absurdo dedicar tantos esfuerzos y dinero, en este momento, a buscar el origen del Universo. Como para muchos otros resulta inútil buscar la felicidad. Respetables. Yo, sin embargo, admiro cada día a los que hacen una cosa y la otra.

Y mientras el sol se va y no, estamos aquí… y lo mejor es vigilar para que nadie se lleve “la luna debajo del brazo”: http://www.youtube.com/watch?v=6yE-ym9CEFo. Os dejo con Quique González que tengo algo importante que hacer: seguir viviendo. "Porque no es la otra vida, es ésta" (El secreto de tus ojos).

Swift.

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