sábado, 9 de febrero de 2013

Mi refugio

Ayer fue uno de esos días en los que todo sale mal. Bueno, a ver, sin exagerar, pero las cosas se fueron torciendo a medida que avanzaron las horas. Pasada la medianoche, apenas comenzó el largo día, mi ordenador, con unos cuantos añitos encima ya, petó. Así, sin más, sin un ruidito que me alertara. Ni un “hasta aquí he llegado", simplemente catapún, se apagó. Con la esperanza de que pasadas unas horas se recuperara, al igual que yo, me acosté.

Cuando abrí los ojos, extrañada porque no sonaba el despertador, me levanté rápidamente. Uf, las 8.20, ya iba tarde. Tocó correr con los peques al cole. Volví a casa a terminar de hacer gestiones, pero entonces recordé la muerte súbita de mi ordenador. Y no, no hubo milagro, ni mucho menos resurrección.

Condicionó toda mi mañana, porque, entre otras muchas cosas, debía terminar un pequeño montaje de fotos que preparaba para mi querida amiga Bea. La misma Bea a la que llevaba unas semanas organizando una quedada sorpresa junto a mis amigas de “toda la vida”, por su cumple y para animarla, porque como yo, como muchos, no pasa por su mejor momento, ha tenido mala pata. La misma Bea que rozando el mediodía me mandaba un mensaje para avisarme de que no podía comer conmigo (ese era el gancho para vernos) al día siguiente.

Oh cielos, horror, y ¿ahora qué? Mi plan se caía por momentos. Y cuando aún intentaba dilucidar cómo salir de ésta, sin chafar la sorpresa, llegó un mensaje triste sobre la salud de un familiar.

Entonces y como había planeado, cogí el coche y conduje hasta Algeciras, a casa... bueno, casa de mis padres, pero mi casa al fin y al cabo. Porque nunca lo he sentido tan hogar como cuando me he alejado de él. Y ahora cuando vuelvo es mi refugio, donde guardo mis mejores recuerdos, mis mejores vivencias, aunque también algunos de mis demonios, que de vez en cuando expulso en este blog, poquito a poco, para no asustaros mucho.

Aquí me siento segura, porque cuando las cosas no van bien en el presente y el futuro es tan incierto, estas húmedas paredes, este paisaje marino, este viento que nunca cesa, me recuerda de dónde vengo, quién fui y quién todavía soy.

En unas horas me reuniré con mis amigas, las de siempre, las que me conocen de toda la vida. Ellas forman parte de este refugio. Charlaremos, reiremos, recordaremos batallitas, mil veces contadas ya, pero no importa. Nos conocemos tanto que aún me sorprende que aunque nos veamos de siglo en siglo, apenas nos hacen falta dos segundos para volver a conectar, como si fuera ayer.

Y cuando un día malo acaba y empieza uno nuevo pienso en lo afortunada que soy. Por tener un refugio allí dónde voy y allí de dónde vengo. Donde pese a cómo soy y gracias a lo que soy, siempre os tengo cerca.

Ánimo, Bea.

(All I can say is that my life is pretty plain
You don't like my point of view
You think that I'm insane
It's not sane, It's not sane
, No Rain, de Blind Melon)

No hay comentarios:

Publicar un comentario